¿Qué es la ética profesional docente?
¿Qué es la ética profesional docente?
La ética profesional es un compromiso vivencial que va más allá de la norma escrita y debe hacerse efectivo teórica y prácticamente, va más allá de una deontología que rige la conducta de una labor profesional. En el ámbito de la educación, para cumplir con ese compromiso los docentes han de ser conscientes de sus tenencias prácticas, intelectivas y morales, así como del deber de desarrollarlas constantemente para ponerlas a disposición de sus estudiantes y ayudarles a crecer cognitiva, afectiva y moralmente de manera integral.
La profesión interpretada como una parcela especializada de conocimientos interesa más por la cantidad de saber que se torna rentable que por la vocación misma. No puede haber humanización sin una perspectiva integral del sujeto, de ahí que, las instituciones educativas no deben prescindir de su finalidad propia, cual es, la formación humanista. Educar, sin duda alguna, es humanizar.
Definición de ética
Etimológicamente la ética dimana del término griego ethos significa costumbre, o lugar donde mora el ser humano. Sin embargo, existe otro vocablo que proviene del latín mosmoris, el cual, casualmente, significa también costumbres. La ética como reflexión teórica, en sus inicios, se le atribuye a Sócrates (470–399 a.C.) quien defendía la aspiración del ser humano por alcanzar su ser pleno y verdadero, mediante el conocimiento y la práctica virtuosa, de ahí, su ya memorable sentencia: “Conócete a ti mismo”.
Por otro lado, se hace referencia a la ética como un saber racional, metódico, coherente y sistemático. La ética es normativa, vinculante y obligatoria para con las pautas establecidas que permitan la convivencia del grupo humano.
Ética general y Ética profesional
En principio sería válido hablar de una ética profesional, moral profesional, o valores éticos y morales, pero en la actualidad esos sentidos están diferenciados. Hoy día se entiende a la moral como lo vivido y practicado por una colectividad determinada, esto es, los hechos concretos. En tanto que, la ética se concibe como una reflexión teórica sobre la moral vivida y practicada. Así definida, la moral sería el objeto de estudio de la ética.
Por esta razón es que ha de hablarse, según la diferenciación hecha, de valores morales y no de valores éticos, para ser precisos. La ética profesional no se reduce a la deontología, pues, en su compromiso va más allá del mero cumplimiento de la norma que rige al gremio, aunque lo implica.
En síntesis, la ética general es aquella que se refiere a los principios universales del actuar humano (valores, diferencia entre bien y mal, libertad, responsabilidad, acto humano) Entonces ¿en qué se diferencia esta ética general de la ética especial o profesional? La respuesta, sin lugar a dudas, es que, la ética especial o moral profesional aplica los principios de la ética general a situaciones particulares según sean sus coordenadas espacio-temporales.
Si se relaciona el decurso de acontecimientos cotidianos que demarcan nuestras vidas, con la profesión que se haya elegido, se puede decir que nadie es primero profesional que sujeto moral. Por ello, es que la moral vivida forma parte habitual e irrecusable de nuestras actuaciones, en cualquier esfera social en que nos encontremos. Se es profesional al ostentar - además del conocimiento especializado para el ejercicio de la labor- principios éticos que nos hacen ser personas libres y responsables de nuestras acciones e imputables moralmente por ellas desde una normativa codificada que compete al gremio al cual se pertenece.
La profesión como práctica social, guarda un fundamento iluminado por el bien común. El código de moral profesional como expectativa más importante de un ejercicio profesional óptimo y responsable en beneficio del bien común no sólo desempeña una función social que contribuye al bien común también, cada profesional forma parte de la inteligencia de la comunidad.
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